Cuaderno de crítica literaria | José Ángel Cilleruelo

domingo, 17 de junio de 2012

LA SEPARACIÓN COMO POEMA DE AMOR. «Pan comido», de Isabel Bono


Isabel Bono, PAN COMIDO
Bartleby Editores, Madrid, 2012

La obra poética publicada por Isabel Bono (1964) durante la última década al mismo tiempo que se muestra a los lectores parece empeñada en ocultarse mediante ediciones minúsculas, selecciones fragmentarias y una asimetría compulsiva entre la sucesión de títulos y la cronología de su escritura. Tal vez por esta razón Pan comido resulte inesperado: una edición asequible con poemas extensos que conforman un ciclo completo.
            Escritas como «historias» —con este término se refiere a ellas la autora—, cada una cuenta con una trama, personajes y diálogo. Se trata, pues, de las marcas reconocibles de la poesía narrativa, aunque inmediatamente se descubre que no está escrita con el estilo que la caracteriza, sino con el uso sistemático de la elipsis, del lenguaje figurado, de la mezcla de las personas verbales, de las alteraciones temporales, de la intensidad sin transiciones y de las complicidades con lo irracional. Se trata pues, desde el punto de vista formal, de una novedosa propuesta de poesía narrativa construida con los materiales lingüísticos opuestos a su naturaleza poética. Repárese, por ejemplo, cómo meras enumeraciones se convierten en una trama implícita: «Pusimos la casa en venta. / Recibidor, sala de desconciertos, baño de lágrimas, / taller de besos mecánicos y restaurante». La lógica del discurso narrativo, por otra parte, necesita asentarse sobre una realidad contrastable y objetiva. La narración que esboza Isabel Bono avanza, sin embargo, en las fronteras de la irracionalidad. La realidad que muestra fluctúa, contradictoria e imprevisible: «Resbalando los dedos / otra vez / por los lomos de los libros que no llegaré a leer / porque (ahora) todos estaban en blanco. / Volver como antes, no así. Yo tampoco».
            Estas «historias» de Isabel Bono cabría reunirlas, como lema, en la réplica de uno de sus personajes: «El amor acaba con los principios». Todas ellas están narradas desde el momento de la separación de los amantes y cada poema consiste en la particular deformación que sobre la experiencia del tiempo —sobre el pasado, «los principios», pero también sobre el futuro anhelado— ejerce el fin de una relación amorosa: «Yo limpiaba debajo de la cama y… / Me causaba un dolor inmenso / barrer el futuro que había imaginado para nosotros».
            Esta colección de historias de separaciones, que ilustran las mil maneras de acabar con el amor («Desaloja el miedo: ha llegado la rutina» o «Algo falla, lo noto: te costó convencerme de que éramos felices»), no está escrita para mostrar la fragilidad o la debilidad del amor, sino para todo lo contrario; estos poemas han sido especialmente ideados para ocultar la fuerza omnímoda y el poder de creación de mundos y vidas que tiene el amor y su innata indestructibilidad.
 
El Ciervo nº 735, junio de 2012
 

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