Cuaderno de crítica literaria | José Ángel Cilleruelo

domingo, 8 de marzo de 2015

Las dimensiones del laberinto. «Medio Siglo de Oro. Antología de la poesía contemporánea en catalán»


Medio Siglo de Oro. Antología de la poesía contemporánea en catalán 
Eduardo Moga (ed.) 
Fondo de Cultura Económica: Madrid, 2014 

De un libro que se subtitula «Antología de la poesía contemporánea en catalán» y que se distribuye en librerías la semana del 9 de noviembre el lector quizá espere que diga algo sobre el contexto histórico en el que aparece con tanta puntualidad. Que intervenga. Que contribuya a la controversia. Sin embargo, el libro, esta colección de poemas que traduce con primor Eduardo Moga, permanece mudo ante las circunstancias. Y no tanto por lo que pudiera decir o callar, sino porque la cultura es la gran ausente en el debate que cuestiona hoy las relaciones entre Cataluña y el resto de España. No dice nada el libro, pero sí se aventura a hacerlo el antólogo, que en voz baja, apenas audible entre el vocerío del ambiente, constata ante la lista de antologías de la poesía catalana en el siglo XX que su número —creciente o decreciente— establece «una correspondencia estricta entre manifestaciones culturales y la evolución política en el país que se producen». Lo que, de ser cierto, desmentiría al reseñista: ¿será esta oportuna antología poética el primer paso de un diálogo tan incesantemente demandado como desoído? 
 Tras cumplir con la prevista utilidad de guiar al lector inquieto por la fronda en la que crece la poesía contemporánea en cualquier lengua, que es su función principal, este volumen del Fondo de Cultura Económica tiene otra no menos relevante. La de convertirse en modelo de un género bibliográfico en plena decadencia, por no decir degradación. Una antología debería consolidar un argumento en la historia cultural. Un referente. Un canon, dirán otros, aunque en realidad una antología sea siempre el presagio de un canon. O la construcción de un reconocimiento. Pero la publicación de una antología tras otra, tantas reunidas sin criterio ni labor crítica, a veces por los propios integrantes, ha erosionado el género hasta su máxima trivialización. De ahí la importancia de este libro, en el que Eduardo Moga restituye las condiciones que le permitan a una antología aspirar a la excelencia cultural que merece. Primero, un prólogo informado que contextualice y establezca valores. Segundo, un criterio de selección explícito y razonable. Tercero, una invitación —tan certera críticamente como entusiasta— a la lectura de los poetas elegidos. Esta tal vez sea la virtud más apreciable del antólogo y traductor: se le ve disfrutar con su trabajo, y lo contagia. Cuarto, presentar una selección de textos amplia, coherente y representativa, que permita al lector un primer acercamiento fiable a un autor. En fin, características tan obvias como cada vez más raras en la edición de antologías. 
 Proponer quince nombres en Medio Siglo de Oro, que lo ha sido en verdad, lo han consolidado las generaciones aparecidas en las últimas décadas del siglo XX y lo prolongan las del siglo XXI, es siempre fruto de una apuesta. La de Eduardo Moga, que concuerda poco con los relatos que corren de la época en el ámbito lingüístico del catalán, no renuncia al riesgo. Su propuesta ha sido abrir el campo, explorar sus límites, establecer las dimensiones de la poesía contemporánea escrita en catalán. Es decir, realiza lo opuesto a una antología de tendencia. Solo de esta manera consigue singularizar realmente quince voces diferentes y al mismo tiempo establecer quince maneras distintas de conjugar el concepto de «poesía contemporánea». Con el propósito, tal vez, de que el lector no se limite a ser guiado por un territorio mucho, poco o nada conocido, pero convencional, sino que se adentre en la complejidad que significa leer poesía en el presente. Moga ha convertido su antología en un lúcido ensayo sobre los confines anhelados por las poéticas contemporáneas.

Quimera nº 376. Marzo, 2015

1 comentario:

  1. Si me puedo permitir una opinión, después de leer a 274 poetas catalanes (lamento haber dejado de lado los cincuenta o más que se me pasaron), cuando me tocó hacer un artículo sobre la poesía catalana contemporánea, y después de traducir en francés la primera antología de casi 50 poetas, le diré al brillante reseñador de esta nueva, que otra vez el lector habrá tenido que aguantarse el insoportable origen de la literatura catalana que cabe en todas las antologías, como si la poesía contemporánea tuviera que buscar su razón de existir en la más remota historia del idioma. ¿Algún español se imagina tener que bucear en el poema de Mío Cid para entender a Lorca, en una antología de la poesía española moderna? En cuanto a la selección, obviamente no es de tendencia, es cierto, más bien sería de tendencias, es ecléctica y abierta, incluso atrevida cuando deja de lado a poetas de la altura de Pere Gimferrer, Jaume Pont o Miquel de Palol, para consagrar a la joven Núria, que desde luego me parece de lo mejor que se haya publicado entre los jóvenes. Así entiendo el significado de “medio siglo”, ya que se han extraviado una buena mitad de los que hicieron este final de siglo XX de oro.

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