Cuaderno de crítica literaria | José Ángel Cilleruelo

sábado, 22 de abril de 2017

El artista total


La inauguración el lunes 7 de mayo en la Sala del Archivo Municipal de la exposición «El corazón manda» va a suponer un notorio avance en la comprensión de la figura de Rafael Pérez Estrada como lo que anheló siempre ser, un artista integral. Frente a la colección de «Dibujos y otras rarezas», quienes desconozcan la obra literaria del autor admirarán una imaginación que no establece límites y una complicidad inmediata con la metáfora y la ironía. Será una experiencia estética que posiblemente incorporen a su memoria. Tras sorprenderse con los caballos elegíacos, los peces voladores o los caracoles gigantes, estas imágenes que reinterpretan la realidad con tanta audacia se incorporarán a la mirada y al recuerdo del observador. Ahora bien, los lectores del poeta Rafael Pérez Estrada, en la Sala del Archivo Municipal, compartirán una experiencia diferente. Ante cada uno de los dibujos y piezas expuestos tendrán la impresión de seguir leyéndole, como si los trazos pictóricos reflejaran una caligrafía perfectamente legible. Cada obra plástica puede leerse como un poema, de igual modo que sus lectores recuerdan cómo cada poema perezestradiano potencia una interpretación gráfica en la mente del lector. 
    Esta íntima complicidad entre arte y literatura no es fruto de la casualidad, sino el resultado de un minucioso proyecto artístico integral que Rafal Pérez Estrada decidió emprender a partir de 1985, tras casi dos décadas en las que había intentado construir una obra de vanguardia en diversos géneros literarios y pictóricos sin excesivo acierto. De hecho, este magno proyecto artístico, cuya dimensión sólo ahora se empieza a vislumbrar, fue la superación por la cima de aquel inicial anhelo insatisfecho: él mismo, Rafael Pérez Estrada, sería su propia obra de vanguardia. 
    Los científicos alertan de que el cerebro sólo es capaz de registrar lo que es previsible que observe. A una conclusión similar llegó Fernando Pessoa tras preguntarse por qué su obra, que él juzgaba tan innovadora como hoy se la considera, resultaba invisible para sus coetáneos. Idéntico pensamiento cabría aducir ante la imagen que Pérez Estrada legó de sí mismo a través de su obra publicada en vida. Nadie pudo imaginar, desde fuera, ni un ápice de su utopía artística. La sociedad literaria de entonces sólo admitía la convención de un volumen de poemas editado cada cierto tiempo, es decir, un ridículo traje para la aspiración perezestradiana. El poeta se lo puso, y quedó oculto el artista. Como dice Platón que ocurre en la cueva del conocimiento, los libros editados por el poeta en vida apenas son una sombra de los libros que ideó Rafael Pérez Estrada, y que permanecen aún inéditos, con una única y deslumbrante excepción, el facsímil Imágenes publicado por el Ayuntamiento de Málaga en 2002. Su editor, Francisco Ruiz Noguera, afirma en el prólogo que «las diversas manifestaciones de lo plástico (el dibujo, la pintura, el collage) se sitúan más allá de la mera ilustración, ya que, como digo, son también parte del texto, son texto». Unas líneas antes había señalado que, como este, existen treinta y cinco libros más, tal vez su auténtica obra poética, la expresión más fiel de su ideal artístico. 
    El proyecto que impulsó Rafael Pérez Estrada alentaba la integración, bajo el ámbito acogedor de la poesía, de toda su múltiple e incesante creatividad. La crítica ha elogiado la capacidad para absorber en sus textos influjos de todos los géneros literarios, antiguos y modernos. Posiblemente sea algo más, sus textos son una suerte de enciclopedia de la imaginación. Todo cuando haya soñado el ser humano encuentra en ellos cabida. Ahora, tras la visita de la exposición «El corazón manda», se comprueba que no solo lo literario entraba en su poética. La fusión completa entre obra plástica y obra escrita era su anhelo y utopía. Y poco a poco este inédito Rafael Pérez Estrada empieza a ser vislumbrado y comprendido en toda su gigantesca hechura; que incluye una tercera dimensión; esta, sí, ya perdida para siempre desde el año 2000, la vida. En su gran proyecto omnímodo, Pérez Estrada, el artista total, incluyó todas las horas y los días de su vida como páginas de creación en su Obra Poética. Quienes tuvieron la fortuna de conocerle han quedado para siempre impresionados por su amistad con idéntica impronta a la que deja la lectura de un excelso clásico. 

[Sur, Málaga, 6 de mayo de 2012]

No hay comentarios:

Publicar un comentario